jueves, 3 de febrero de 2011

Capítulo 2. La balsa de lágrimas


Se sentó en el suelo y volvió a llorar.
"¡Debería darte vergüenza!", se reprochó Alicia. "¡Una niña tan grande como tu y ponerse a llorar de este modo! ¡Para inmediatamente!" Pero siguió llorando como si tal cosa, vertiendo litros de lágrimas, hasta que se formó una verdadera balsa a su alrededor, de unos diez centímetros de profundidad, que cubría la mitad del suelo de la sala. [...]

"¡Ójala no hubiera llorado tanto!", pensó, mientras nadaba en derredor, intentando encontrar la salida. "¡Supongo que ahora recibiré mi castigo y moriré ahogada en mis propias lágirmas! ¡Será de veras una cosa mjy extraña! Pero todo es extraño hoy"[...]

LEWIS CARROLL
Alicia en el país de las maravillas

1 comentario:

  1. Hay gente q no debería tener motivos para llorar nunca. Son personas q no se lo merecen. Cada vez que una lágrima recorre su mejilla por pena o por tristeza, es una injusticia.
    Solo se merecen ser felices, porque se pasan su vida haciendo méritos para serlo. Pero tantas veces es injusto el destino... y solo él sabe todas las lágrimas que unos ojos van a expulsar.
    Tú llevas toda una vida mereciendo ser feliz. Te preguntarás, entonces, por qué has pasado tanto tiempo triste los últimos años, por qué has llorado tanto. La justicia muchas veces es azarosa, viene y se va, pero nunca está fuera mucho tiempo, y tarde o temprano vuelve a poner las cosas en su sitio.
    Te prometo q si el destino ha sido tan injusto contigo es porq te tiene reservado un porvenir donde solo cabe la felicidad. Eso sí es lo q te mereces.
    Recuerda que aunque Alicia tuvo que nadar en sus propias lágrimas, al final no se ahoga en ellas.

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