Reflexiones...

Últimamente el conejo de Alicia en el país de las maravillas me grita al oído que no me queda tiempo! Cada día me señala el reloj y me recuerda que hay que darse prisa, pero nunca se me dio bien correr, y menos perseguir el tiempo que se me resbala entre las manos.

Los veranos se me hacen suspiros y una larga lista de cosas por hacer queda en el olvido como el recuerdo de tantas cosas que ya parece que no viví.

Otro año más vuelve la vuelta al “cole” y cada vez se me atraganta más los exámenes, matrículas, y tonterías varias. No se si estoy preparada para salir cada jueves con cara de quinceañera o ilusionarme con cosas que ya viví.

Realmente me preocupa que los recuerdos buenos se vayan desvaneciendo y que los membrillos de la cosecha se vayan cayendo del árbol por la distancia (parece que nunca hace buen tiempo para la recolección).

Me preocupa echar de menos al más nombrado en mis discusiones. Sin poder tener cada viernes la llamada de que ya está de camino o esa cerveza servida en una jarra tan especial. Creo que al final me hice fan de ti. Lo malo de todo esto es que no quiero manchar el nórdico nuevo porque se que esas manchas no salen tan fácilmente. No se si soy capaz de estar más tiempo callada como una puta, para que no me llamen puta por estar callada.

Las cosas que no soy capaz de hacer se montan en un coche, y cada vez se van más lejos porque ya se me olvidó conducir. La dependencia me corta las alas volviéndome más taciturna e insolente. A veces echo de menos que mi madre me cuelgue los cuadros antes de que el tiempo desmonte sus bastidores.

Siempre creí que lo más importante en esta vida a parte de ser feliz (lo cual es muy difícil cumplirlo siempre) es que te recuerden. Es necesario que no pases por esta vida sin dejar huella, pero creo que a veces nos empeñamos en pasar desapercibidos. La verdad es que eso siempre se me dio bien. Espero que cuando ya haya pasado todo y pregunten por mi no solo sea “ah si, esa chica rubia…”