ESTA VEZ TERMINARÉ LO
QUE EMPECÉ
El viento le azotaba la cara, llevándose sus lágrimas lejos
de él. Miraba al infinito. Resonaban, una vez tras otra, las mismas palabras en
su cabeza: “Eres incapaz de terminar nada”.
Las escuchó por primera vez cuando abandonó las clases de
kárate –definitivamente aquello no era lo que esperaba–. Y de nuevo tras
descubrir que no le gustaba el clarinete, pese a la insistencia con que
convenció a sus padres para dar clases. Y no digamos el día que dejó morir a su
pez. Guardaba también sus botas de fútbol semi-nuevas, pues no las utilizó más
que en un par de entrenamientos.
Lo cierto es que jamás disfrutó con nada de lo que hizo. Su
vida era gris, monótona. Como un perpetuo dolor de cabeza que nunca cesa.
Una vida es demasiado tiempo para una depresión. A él se lo
parecía. Por eso aquella mañana se tomó todas esas pastillas. Pero la asistenta
lo encontró en el baño y la ambulancia llegó a tiempo.
“Eres incapaz de terminar nada”, volvió a sonar en su
cabeza, justo antes de dar aquel último saltito en la azotea del hospital.
Trazos y trozos XLI
"Esta vez terminaré lo que empecé"
texto: Álvaro Chico Gómez
ilustración: Marta Jiménez Martín
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs por eso que finalmente pudo ser una de esas personas que, pese a flaquear a mitad de camino, se empeñan en llegar al final en lo que están haciendo, como el camarero del hospital con su toldo.
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