Cuidado que viene el trazos y trozos!.... y también el Coco!
LA ÚNICA Y VERDADERA
HISTORIA DEL COCO
Buenas noches a todos. Permítanme que les hable bajito, no
quisiera yo despertar a nadie. Les ruego que me lean también en voz baja.
Recordemos cuando preveníamos a los niños con la llegada del
Coco si no se dormían. La amenaza de que pudiesen comérselos, atemorizaba a los
pequeños. Pero la violencia inunda las televisiones y los videojuegos, y ya
nada temen esos descerebrados. Ante tal osadía, les invito a que conozcan los
peligros a los que ustedes, irresponsables, están haciendo caso omiso:
El Coco, señores, es una mujer. Una mujer despiadada inmersa
en un sueño eterno. Pero no crean que por estar dormida es menos peligrosa. Esa
bruja deforme vaga por el mundo con el afán de despertar alguna vez de su
letargo, siempre bebiendo café de una estúpida taza del mismo color que sus
cabellos. El color del fuego.
La envidia le corroe cada vez que se topa con un niño que,
debiendo estar dormido, se mantiene en vela. Cree que todos los malditos minutos
de sueño no aprovechados por un niño, ha de dormirlos ella, motivo por el cual
nunca está despierta. Enfurecida, tira al niño dentro de su taza, y mientras
echa montones de azúcar sobre su cabeza, le susurra: “dulces sueños”. Y abre su
enorme boca para tragar su café, crío incluido.
Y no, no se molesten en cerrar bien las ventanas, eso no
sirve de nada. Solo váyanse a dormir. Solo adviertan a sus hijos, que si una
noche deciden acostarse más tarde, recuerden que cuando empiece a oler a café,
ya será tarde. Y por favor, no levanten la voz.
Creo que eso es todo… ¡Ah, no! Se me olvidaba. Una cosa más:
dulces sueños…
Trazos y trozos XXXVIII
"La Única y verdadera historia del Coco"
texto: Álvaro Chico Gómez
ilustración: Marta Jiménez Martín
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